El pseudo-fundador y los cofundadores

Maciel no ha sido un auténtico fundador religioso. La Legión es obra de un grupo de cofundadores. Maciel debería pasar a la Historia de la Iglesia como un “pseudo-fundador”.

 

En nuestra Web denominamos a Marcial Maciel pseudo-fundador porque no lo consideramos un verdadero fundador, tal y como la Iglesia entiende a estos. Más bien  ha sido un embaucador, un falsario.

Para la Iglesia un fundador es la persona que recibe una inspiración del Espíritu Santo que le lleva a generar algo novedoso en la historia de la salvación: una nueva forma de seguimiento de Cristo, unas determinadas prioridades pastorales, un aspecto peculiar de la evangelización (carisma).  Y todo esto plasmado en una organización dinámica e institucional. (Movimiento, congregación, asociación o vida eremítica.)

Pues bien, Maciel cumple los dos últimos requisitos: es el iniciador de algo novedoso que se ha plasmado en una nueva organización, pero no cumple en nada el primer y fundamental requisito: estar inspirado por Dios.

Hemos repetido varias veces, y seguiremos contando hechos que lo aclaran, que Maciel casi todo lo copió: la Legión de Cristo de los jesuitas, el Regnum Christi del Opus Dei, y los “Encuentros con Cristo” de la Acción católica. Esta es la causa de muchas de las carencias legionarias: se ha copiado la estructura pero no el espíritu, se ha copiado lo que se ve, pero no lo que no se ve. Lo poco que ha aportado Marcial Maciel de su cosecha es precisamente lo más discutiblemente evangélico.

Los Legionarios de Cristo deberían asumir que no han recibido un carisma del iniciador de la obra. La parte de su carisma evangélicamente valida es el legado de un conjunto de cofundadores: los mismos que han institucionalizado la metodología formativa y apostólica y han escrito las “Cartas de Nuestro Padre”. Los criterios metodológicos (más que principios espirituales) que les legó Maciel deberían descartarse por chocar frontalmente contra el evangelio (captación de líderes; “números, números, números”, sumisión absoluta a las normas, dependencia absoluta del superior, etc.)

Los legionarios, además de desafectarse de Marcial Maciel, deben volver a cimentar su obra, esta vez en el legado de los aguerridos y entregados “cofundadores”. Tienen la solución dentro de casa.